En pleno centro de la Costa Tropical y bañado tanto por el viejo Mare Nostrum como por los ríos Verde y Seco, este pueblo andaluz atrae con fuerza al turismo.


almunecarHistoria
Conocida como Sexi Firmum Iulium a finales del siglo II a.C., los romanos encontraron a su llegada una economía estructurada y basada en la salazón del pescado. Potenciaron la pesca y construyeron templos, teatros e incluso un acueducto. Abderramán I, futuro emir de Córdoba, se hizo con las riendas de la nueva Hins-al-Monacar, o lo que es lo mismo, la “ciudad fortaleza”. Cuando los árabes -que habían perfeccionado la actividad agrícola- fueron expulsados de la ciudad, el notable desarrollo de su economía se vio detenido temporalmente. Hoy, sus pilares básicos son, precisamente, la agricultura y el turismo.

Gastronomía

Las propuestas culinarias son ricas en frutas, como el mango o la papaya, pero también incluyen platos de cierta contundencia como el ajo cabañil. La zarzuela, un guiso con los mejores productos del mar, ocupa un lugar destacado en la carta de cualquier restaurante típico.

Fiestas y tradiciones

A mediados de agosto se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Antigua, que conjuga la pasión religiosa con el fervor por la vida marinera. En la verbena de San Juan, los habitantes acuden a las playas para lavarse la cara con agua de mar y pedir salud en el año próximo.

Visitas

El ayuntamiento, situado en la plaza de la Constitución, y la iglesia de la Encarnación, junto al casco antiguo, son las mayores atracciones del lugar. También puede visitarse el Museo Arqueológico y el Jardín Botánico, donde se encuentran ejemplares de especies tropicales. Dominando el conjunto en las alturas, el castillo musulmán está siendo reformado en la actualidad. A sus pies, el parque El Majuelo gestiona los restos arqueológicos de toda la ciudad. El acueducto romano, utilizado años después por los árabes en su sistema de acequias, es otra de las visitas obligadas.

Alrededores

A dos kilómetros de la población se encuentra la torre del Monje, una fortaleza romana del siglo I utilizada como columnario o panteón funerario. De planta cuadrada, en su interior existen unos nichos donde probablemente se colocaban las cenizas de los difuntos. Entre el municipio malagueño de Nerja y Almuñécar, el Paraje Natural Acantilados de Maro Cerro constituye un refugio para el águila pescadora, la gaviota argéntea y el camaleón. Sus paredes de más de 80 metros garantizan la espectacularidad a sus visitantes.