La antes conocida como Basti, que fuera parte de la Vía Hercúlea, cuenta hoy con dos notables reclamos turísticos: sus aguas sulfurosas y la leyenda de la Dama de Baza.
Historia
Los musulmanes, que se referían a la ciudad como Madinata Bastha, explotaron sus recursos y tejieron el laberinto de calles que todavía hoy se conserva. Finalmente, las huestes de los Reyes Católicos asaltaron y conquistaron la plaza principal tras seis meses de asedio. Desde entonces, y hasta bien entrado el siglo XX, cuando se construyeron nuevos barrios y se reactivó la industria, Baza entra en decadencia.
Gastronomía
El poderío calórico de sus platos marca la cocina bastetana. Las gachas tortas, la lata al horno o la babolla lo ponen de manifiesto. La gurupina, con bacalao, patatas y pimiento seco, y la testuz, a base de habas y judías blancas, se encuentran al frente de la tradición culinaria autóctona.
Fiestas
Además de la Semana Santa y San Juan, se celebran la Fiesta del Bastetano, donde se recuerda a los paisanos que emigraron, y la Feria Grande, en honor a la Virgen de la Piedad y en la que la figura del Cascamorras trata de llevarse la imagen patronal sin que nadie le manche en la guerra de pinturas.
Visitas
La plaza Mayor es el punto de partida de un recorrido que incluye la fuente de San Juan, la de los caños Dorados y la fuente de la Teja. Los Baños de la Judería, declarados Monumento Nacional y restaurados en 1975, se encuentran bajo una vivienda cercana a la puerta de Salomón. Los restos de la alcazaba también se localizan en el corazón de su centro histórico, aunque sólo se conservan en la actualidad algunos tramos de muralla y restos de varias torres. También resulta interesante, por su innovación arquitectónica, el palacio de “los Enríquez”, de principios del siglo XVI, una fortaleza renacentista concebida como villa de campo en cuyo interior se guarda una interesante colección de armaduras mudéjares.
Baza cuenta con un buen número de edificios religiosos, entre los que destaca la colegiata de la Encarnación (siglo XVI), cuya bella portada renacentista se atribuye a Diego de Siloé. También son de gran interés la iglesia de San Juan, que combina el estilo mudéjar con posteriores modificaciones góticas y renacentistas, y el convento de Santo Domingo, cuyo claustro barroco encierra una gran belleza, así como las iglesias de la Merced y de Santiago.
El Museo Municipal permite descubrir la historia local a través de las colecciones de objetos hallados en los alrededores, como la réplica de la Dama de Baza y el original del Guerrero de Baza o Ídolo de Baza. La ciudad está coronada por los restos de la antigua alcazaba, sus murallas y su torre.
Alrededores
El Parque Natural de la Sierra de Baza, con macizos que superan los 2.200 metros, llega prácticamente hasta la ciudad.